El monje que vendió su Ferrari
IV.-Encuentro mágico con los sabios de Sivana.
A Julián, que a penas podía creer lo que estaba viendo, le ofrecieron un festín de fruta fresca y hortalizas exóticas, dieta que era ideal para la salud de los sabios.
Después de la bienvenida el yogui Raman lo acompaño a sus aposentos, una cabaña cubierta de flores con una pequeña cama. Aquella seria su casa.
El tuvo la sensación de que era como volver a casa, sentía que su sitio estaba ahí, aunque por poco tiempo. Ese seria el lugar donde reavivaría el fuego que había conocido antes de que la abogacía le privara el alma.
Así empezó la vida de Julián entre los sabios de Sivana, llena de sencillez, serenidad y armonía.
Yo digo que para Julián el encontrar un lugar así después de largos días y horas eternas debió ser un impacto demasiado fuerte, pues no sabía de la existencia de aquellos paraísos naturales en medio de la nada prácticamente.
Lo que también debió ser abrumador es la paz que se sentía en aquel lugar porque todos estamos acostumbrados al estruendo y alboroto del día a día
Por lo que se debió sentir raro en una calida bienvenida de parte de unos desconocidos, de los cuales no sabes absolutamente nada y sobre todo cuando no sabes lo que pasará contigo en cuestión de días.
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